domingo, 30 de agosto de 2009

OCTAVA CRÍTICA AL PLAN DE ESTUDIOS DE LA LICENCIATURA EN FÍSICA DE LA UNIVERSIDAD DE SONORA

(el plan de la ASU parte II)

I. Primer comentario

En la Universidad de Sonora se aplica la receta de crear un problema para luego cobrar por resolverlo. Así ocurrió con el sistema de servicio social universitario, en el cual se creó una burocracia que no sirve para mucho.

Como se comentará en otra ocasión, así sucede con el sistema de publicaciones de los departamentos, que con tanta oficina bautizada con el mismo nombre, ahora se requiere distinguirlos con un apellido: departamentos “académicos”. Pero los únicos que menciona la ley orgánica son precisamente estos donde estamos los profesores que tenemos la obligación de hacer investigación y difusión. Las tres funciones sustantivas de las universidades, funciones que también están siendo modificadas por el aparato burocrático, como habré de comentar en otra ocasión. Son dos promesas.

Este procedimiento de crear un problema para cobrar por resolverlo se percibe en los “Lineamientos Generales para un Modelo Curricular” aprobados por el Colegio Académico para imponer planes de estudio que, en el caso de la licenciatura en física, están conduciendo al desastre y la mediocridad a esta carrera. En el último de sus puntos, el número treinta y ocho dice:

“38.- Promover la actualización pedagógica y didáctica de sus profesores de manera permanente, a través de una instancia prestadora del servicio, la cual se dedicará en forma exclusiva al diseño, desarrollo, operación y evaluación de eventos formativos sustentados en los nuevos paradigmas del aprendizaje y en las nuevas tecnologías educativas ...”

Y éste era el peine completo. Para eso armaron toda la jerigonza llena de lugares comunes y palabras que pueden significar cualquier cosa, como: “tendencias”, que nos recuerdan a la moda de París, o “paradigmas”, con sus más de cuarenta posibles significados en la obra de Tomas Khun.

II. Las asignaturas que no son de física en la ASU (el manejo del idioma)

Más práctica, y sin ánimo de generar una burocracia pseudoacadémica, la Arizona State University (ASU), justifica su enfoque de la manera que reporté en mi contribución séptima. Pero además, organiza sus cursos en tres niveles que explico enseguida:

Los “Lower-Division Courses”, numerados del 100 al 299 para que sean distinguidos rápidamente por todo público, que están diseñados para los estudiantes de reciente ingreso o con relativamente poco tiempo en la institución. Los llamados estudiantes “freshmen” y “sophomore”. Ciertas asignaturas están cerradas para evitar la inscripción de quienes carecen de los requisitos designados y también de aquéllos que no pertenecen al conjunto de programas de licenciatura “majors” de la unidad que ofrece el curso.

Los “Upper-Division Courses”, numerados del 300 al 499, diseñados para los “juniors” y los “seniors”, que son estudiantes de los últimos semestres de licenciatura, en paso hacia un posible postgrado.

Por último, la ASU ofrece los “Graduate-level Courses”, numerados del 500 al 799 y dirigidos a los “graduate students”, que en México llamamos estudiantes de postgrado. Un estudiante de licenciatura puede inscribirse en uno de estos cursos con numeración mayor o igual a 500, siempre y cuando sea aprobado por: el consejero del estudiante, el jefe del departamento “department chair”, y el “dean” del college en el cual se ofrece el curso. Debido a que en la Universidad de Sonora no existe un equivalente de la estructura interna llamada “college”, tampoco encuentro una traducción apropiada.

Toda la información anterior es importante para explicar cómo entienden en la ASU la capacidad para la expresión escrita y para el análisis de textos. Además del curso de Inglés en el primer semestre, existe en el sexto semestre una asignatura con el nombre “Literacy and Critical Inquiry”, pero colocan otra similar en el octavo semestre, con el requisito de que sea del grupo de asignaturas clasificadas entre las “Upper Division”. Es decir, identifican dos niveles distintos, para etapas de desarrollo diferentes.

Sin largos discursos, explican claramente qué entienden por “critical inquiry”: es la obtención e interpretación de evaluación de evidencia, tal que el estudiante adquiere habilidad para el razonamiento crítico y la comunicación clara a través del lenguaje.

Pienso que los estadounidenses están tratando de resolver un problema: el de la incapacidad de los jóvenes mayores de 18 años para expresarse y la dificultad para leer críticamente. Es indudable que en México tenemos un problema similar, y el hecho de que en los Estados Unidos no tenga su Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), ni su Elba Esther Gordillo para descomponer su sistema magisterial, nos dice que existe un problema de fondo que necesitaría una investigación cuidadosa para saber qué están haciendo mal los dos sistemas educativos. Si éste es un problema reciente, es decir, posterior a la década de los años 1960, podría estar correlacionado con las generaciones de televidentes asiduos. Mientras tanto, lo que hacen es aplicar cursos remediales que tratan de corregir un defecto generado en la educación preuniversitaria.

En realidad, los egresados de los bachilleratos tienen la obligación de saber leer críticamente, de expresarse por escrito en forma correcta, con variedad y precisión en el lenguaje, saber conectar la expresión oral de sus ideas, debatir puntos de vista en técnicas de panel, con valores morales como son: la comprensión y la tolerancia a los puntos de vista diferentes. Si no es así, la medida adecuada es estudiar el fenómeno y proponer soluciones específicas. Es inadmisible que después de doce años de enseñanza escolarizada, los jóvenes que optan por el ingreso a la educación superior, mantengan esas deficiencias.

III. La libertad de selección en la ASU.

La naturaleza de un currículum de licenciatura en física en la ASU es la libertad de selección. Ya en el primer semestre se aprecia esa característica, pues para el estudio del Inglés hay tres opciones. Una asignatura de física que se deja a elección del estudiante, aunque se recomienda una cuya clave es PHY 190, similar a la nuestra de “Física Contemporánea”, pero según se lee en su contenido, sin las exageraciones en que se ha caído en el Departamento de Física.

Los estudiantes están obligados a tomar una asignatura de “Humanities, Fine Arts & Design and Cultural Diversity in the US”, pero no se les ordena cuál de ellas. También están obligados a tomar una de “Social & Behavioral Sciences”, pero tienen libertad de selección.

Ejemplos de asignaturas clasificadas dentro de “Fine Arts” son: “Art of Africa, Oceania and the Americas”, también “American Ethnic Literature”, “Jazz in America”, etcétera.

Ejemplos de “Social & Behavioral Sciences” son: “Introduction to Cultural and Social Anthropology”, “Women in Other Cultures”, “Anthropology of Sports”, “Peoples of Mesoamerica”, etcétera.

En el segundo y el tercer semestre hay más espacio (entiéndase obligación) para acreditar más de éstas asignaturas, como siempre con libertad de selección.

Esta libertad se puede traducir en la obligación de reflexionar sobre los intereses personales, y en ocasiones, a comentar con los amigos para escuchar opiniones, a entrenarse en la toma de decisiones propias, pues es su formación profesional la que está en juego. En suma, a tomar decisiones con las que invariablemente tendrá que comprometerse. Así se avanza en la formación de un adulto.

Todo lo anterior no existe en la Universidad de Sonora, donde presas de un frenesí, un grupo de autoridades y seguidores dictaron lo que deberían aprender miles de estudiantes de una institución a la que se llega cuando se es mayor de edad, pero en la que se les trata como infantes.

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