domingo, 30 de diciembre de 2012

Ajo, Arizona y un poco de su breve historia.





La biznaga (echinocactus)que ves en la fotografía anterior se encuentra en la carretera número 85, que va desde Sonoita hasta Gila Bend (territorio de los Estados Unidos) donde topa con la autopista (free way) número 8.
La siguiente foto muestra una vista hacia el sur


y esta otra está tomada mirando hacia el norte


De manera regular es una zona extremadamente árida. Es un trayecto que los latinoamericanos intentan caminar buscando ingresar en forma ilegal a los Estados Unidos, pero los riesgos son tremendos y cada año mueren en el intento decenas de personas. Es una carretera útil para quienes viajan hacia las playas de Puerto Peñasco, donde las aguas cálidas del Golfo de la Baja California permiten gozar de los baños en el mar. Si muchos californianos viajan largas distancias para disfrutar del mar, se debe a que sus costas son bañadas por agua muy fría, que proviene desde el Océano Pacífico Norte.

Nos encontramos el pueblo de Ajo envuelto entre la bruma, casi como un obstáculo en nuestro camino hacia la autopista (free way) número 8.


Enfrente de la iglesia de la foto anterior hay una plaza pequeña y muy bien cuidada, pero la llovizna persistente nos impidió bajar a caminar por ella para observarla con más detenimiento.


A la izquierda de la fotografía anterior se pueden apreciar unos arcos detrás de las palmeras y de un pino. Son las oficinas del servicio postal de ese país.

En esa misma foto, pero al lado derecho, se ven otros arcos. Allí estaba situada la estación del ferrocarril, que seguramente ya no tiene servicio de tren de pasajeros, pero probablemente cuenta con algún sistema administrativo para el sistema de carga, mismo que se hace necesario porque la mina cercana reanudó sus labores en el año de 1997, como voy a relatar más adelante.

Con la siguiente fotografía estamos mirando hacia el norte. A la derecha de la misma se puede notar la línea del ferrocarril y el almacén que se ve en el centro es probablemente de algún servicio ligado al sistema de carga del tren, pues la altura del andén es la apropiada para introducir o sacar bultos pesados de los vagones.


Al fondo de la fotografía hay un arroyo y se puede cruzar mediante un pequeño puente que está en muy buen estado. Detrás del horizonte visible está un panteón.

La población en el año 2010 era de 3 mil 304 personas y había disminuido en 10.8% en los últimos diez años. Eran 1 mil 636 varones y 1 mil 668 mujeres. Su edad media era de 51.7 años de edad, veinte puntos porcentuales más que la media de todo Arizona. Es entonces un pueblo de gente de mucha edad y las razones las platicaré más adelante, porque tiene que ver con su historia de los últimos 35 años.

Ajo es una pequeña población que se encuentra relativamente aislada. Está a 190 kilómetros al oeste de Tucson y a 138 kilómetros al sureste de Phoenix. Para mayor referencia, se ubica a 54 kilómetros al norte de Sonoita, frontera con México debido al Tratado de la Mesilla, de 1853.

Esta región no fue siempre territorio de los Estados Unidos. Junto con Texas, Nuevo México, Arizona y California, pertenecieron a México. Ese país invadió México en 1847 y tomó por la fuerza la capital del país. Cuando la guerra de invasión terminó, en octubre de 1847, se negoció un tratado que fue firmado en febrero de 1848, pero después de esa fecha, la región donde se encuentra Ajo siguió perteneciendo a México.

Como se establece en el Artículo V del Tratado de Guadalupe Hidalgo, la frontera seguía por la mitad del río Bravo del Norte, o del más profundo de sus brazos. Debería seguir hasta El Paso “ … y después hacia el norte por el lindero occidental de Nuevo México, hasta donde este lindero esté cortado por el primer brazo del río Gila (y si no está cortado por ningún brazo del río Gila, entonces hasta el punto del mismo lindero occidental más cercano a tal brazo, y de allí en una línea recta al mismo brazo); continuará después por mitad de ese brazo del río Gila hasta su confluencia con el río Colorado, seguirá el límite que separa la Alta de la Baja California hasta el mar Pacífico.”


Fue a raíz del  tratado de la Mesilla que se modificó la línea anterior para quedar como se cita enseguida:
Art I. Partiendo del río Bravo, a los 31° 47´, y corriendo hacia el Oeste a lo largo del mismo por 100 millas, para después voltear hacia el Sur hasta llegar en una sección meridiana hasta el paralelo 31° 20´. En seguida, dirigiéndose al Oeste a lo largo de este otro paralelo hasta el punto en que encuentra al meridiano 111°; y finalmente, desde este último punto, en una recta hasta otro, situado 20 millas inglesas río abajo de la confluencia entre el río Gila y el Colorado y siguiendo después al río hasta encontrar la frontera ya establecida entre ambas Californias.”


Esta región conquistada tardó quince años en recibir una clasificación política. Arizona nació como territorio de los Estados Unidos a consecuencia de un decreto firmado por Abraham Lincoln (entonces presidente de ese país) el 24 de febrero de 1863. De acuerdo a Rodolfo Acuña, autor del libro “América Ocupada”, esperaron hasta que la población de blancos rebasó a la de los mexicanos antes de darle el estatus de estado, con los derechos políticos correspondientes. Esto sucedió el 14 de febrero de 1912.


Ajo surgió debido a los minerales que se encuentran en el subsuelo. Se tiene noticia de que los españoles realizaron trabajos allí desde el siglo XVIII, aunque se vieron obligados a abandonarlos porque la presión de los indios complicaba la explotación de los minerales, además de que la distancia y la aridez de la zona eran un problema difícil de enfrentar.


Los primeros trabajos realizados bajo la administración de los estadounidenses fueron iniciados por un mormón de nombre Tom Childs. Él conoció los yacimientos de cobre de Ajo aproximadamente en 1850, cuando hacía intentos por establecerse como minero en el cerro del Cubabi, al sur de Sonoita, en Sonora, México. Antes de establecerse en Ajo se trasladó a tratar de hacer negocio con yacimientos de arena en Tucson Arizona y buscó hacer vida permanente en Phoenix para facilitar la educación de sus hijos. A la muerte de su esposa se estableció con ellos en Ajo en 1887, donde arrancó la explotación de mineral de cobre de alta calidad, debido al porcentaje del mismo en la roca. Se volvió a casar, esta vez con una india Tohono O’odham, con la cual tuvo doce hijos más. De ellos sobresale una mujer de nombre Fillman Childs Bell, quien se dedicó a la actividad cultural y escribió un relato intitulado: “The two trails I walked” y también “The Quitobaquito cemetery and its history”. Sus relatos son apreciados porque ella plantea su visión desde dos mundos comúnmente separados: el de su padre y el de los indios Tohono O’odham (significa gente del desierto). Más conocidos en México como los Pápagos por el nombre que les asignaron los españoles.

Tom Shilds trató de trabajar primero con la empresa Shotwell-Callado Company, después con la St. Louis Copper Company, para buscar trabajarla por si mismo después y terminar por venderle sus derechos a la Calumet and Arizona Company. Ésta habría de terminar siendo engullida por la empresa Phelps Dodge Corporation, que vino a ser la administradora del auge y la caída de la minería en Ajo.

Rodolfo Acuña relata en su libro que el sindicalismo llegó a Arizona desde fines del siglo XIX, cuando los trabajadores trataron de adoptar medidas defensivas a través de la contratación colectiva. Se desarrollaron dos organizaciones sindicales: la Western Federation of Miners WFM), más radical, y la  International Workers of the World (IWW). Acuña afirma que fue por esa razón que los empresarios de Arizona decidieron impulsar la formación de los Rangers de ese estado, como una copia del aparato represivo de su homónimo: los Rangers de Texas.

Cuando ocurrió la huelga de Cananea en 1906, fueron precisamente estos Rangers de Texas los que vinieron a territorio mexicano para cuidar la tienda de raya y la mina. Así cometieron las tropelías que conocemos y ayudaron a reprimir a los mineros.

Fue la WFM la que consiguió la jornada diaria de ocho horas de trabajo, aunque tuvo que sufrir severas represiones debido a la actitud agresiva de los empresarios y autoridades locales de Arizona. Los trabajadores de Ajo se ligaron a esta organización, pero en 1916 se inició el camino hacia un sisma que habría de terminar en una represión gigantesca. Así se puede adivinar mediante la lectura de un documento disponible en Internet, se llama: “Deportation from Bisbee and a resume of other troubles in Arizona”. Está marcado en su parte superior derecha con la leyenda:
H9791
B621
A51
y es un relato impresionante por su carga ideológica. Describe en forma minuciosa las acciones del Sheriff del Condado de Cochise, Harry C. Wheeler, quien fuera el último capitán de los Rangers de Arizona. Éste era una persona acostumbrada a liarse a balazos con los presuntos transgresores de la ley. Era hijo de un militar y él mismo había participado en la guerra de su país contra los españoles en Cuba. El documento inicia con un párrafo que funciona a manera de presentación: “En vista de las recientes acciones notables y de largo alcance del Sheriff Harry C. Wheeler del Condado de Cochise, Arizona, asistido por ciudadanos del distrito de Warren, Besbee, consistentes en la remoción del estado de 1192 enemigos del gobierno, ciudadanos desleales, un procedimiento probablemente sin precedente en la historia del condado, …”. Se refiere a la forma en que fue reprimida la huelga de los mineros, iniciada el 27 de junio de 1917, la cual incluía a las minas de cobre del sureste de Arizona, y aunque poco mencionada, también a la mina ubicada en el pueblo llamado Ajo.


Las acciones del Sheriff incluyeron redadas en las que encarcelaron a casi dos mil personas, de las cuales 1mil 192 fueron subidas a vagones del ferrocarril que normalmente eran dedicados a movimiento de ganada vacuno. Ayudado por los rangers y por varios habitantes de Bisbee, los mineros fueron obligados a abordar los carros del ferrocarril para ser trasladados a Nuevo México. Los trabajadores de las minas fueron violentamente separados de sus familias (esposas e hijos) y la acción fue concertada, aparentemente, con el desconocimiento de las autoridades federales y estatales.


En los meses siguientes fueron enjuiciados varios de los ejecutivos de la empresa y también algunas autoridades locales, sin que las acciones legales tocaran al Sheriff, quien entonces estaba convenientemente destacado en Europa. Los juicios en contra de los actores del desalojo no procedieron, pero en cambio, las sentencias por cargos de sabotaje sobre más de una veintena de mineros sí prosperaron.

Los hechos ocurrieron dentro de una paranoia colectiva, con visos de histeria, en la que se hablaba de intervención alemana en los hechos, así como del riesgo de que la guerra civil que se escenificaba en México cruzara la frontera. Bajo el título: “Financed by german Money”, el documento que menciono afirma que el análisis y la investigación cuidadosa de la situación en Arizona determina que un grupo de agitadores quienes han estado activos por muchos años en asociación con varias organizaciones del trabajo han cooperado secretamente bajo la dirección general y la influencia de la I.W.W. en Arizona desde el noviembre reciente; …” En esas fechas, los Estados Unidos estaban ingresando a la guerra de los países europeos, alineándose del lado contrario a los alemanes.


Un relato en idioma Inglés de los hechos anteriores, escrito por Wes Patience y Judy Fritz, lo puedes encontrar en la siguiente dirección de Internet:

El Segundo sisma enfrentado por la Phelps Dodge sirvió para que ésta, pretextando pérdidas, cerrara la mina de Ajo, con lo cual buena parte de la población emigró al quedarse sin sustento. Así, Ajo empezó a convertirse en un poblado receptor de personas mayores de 65 años que se han retirado. Quizá a una de estas personas se le ocurrió formar una librería donde vende libros viejos y nuevos, con una fachada que contiene una pintura verdaderamente sicodélica:


Los hechos que desencadenaron el cierre de la mina son como sigue:
En 1981 bajó el precio del cobre, de modo que, antes de enfrentar pérdidas temporales, la empresa Phelps Dodge, explotadora del cobre en Ajo, decidió despedir a 108 trabajadores. También anunció recortes salariales y la disminución de las horas de trabajo. Este corporativo de explotación minera negoció inicialmente con el sindicato de trabajadores del acero (United Steelworkers), pero en mayo de 1983 se estancaron las negociaciones. El 30 de julio de ese año inició una huelga de trabajadores en Morenci, Clifton, Douglas y Ajo. Los mineros fueron sujetos de arrestos ilegales, despidos, desalojos, seguidos de la contratación de trabajadores que no pertenecían al sindicato. La Phelps Dodge tuvo el apoyo directo del gobierno del Gobernador de Arizona Bruce Babbit y el 19 de agosto de 1983 envió a 325 elemtnos de la Guardia Nacional a reprimir a los mineros. Se usaron también tanques, helicópteros y 426 policías estatales. La explotación minera se acabó y la fundidora que había en Ajo cerró en 1985 y fue demolida.

Han sido escritos varios libros sobre estos hechos. Uno de ellos es el del Barbara Kingsolver, destacada escritora estadounidense que escribió: Holding the line; women in the great Arizona mine strike of 1983. Un comentario de Page Stegner lo encuentras en la siguiente liga:

Las minas de cobre de todo el sur de los Estados Unidos fueron cerradas pero la empresa Phelp Dodges siguió existiendo. Se repuso de las supuestas pérdidas que la aquejaban y sobrevivió explotando sus minas de Chile, Perú y el Congo.

No regresó a abrir sus minas en Estados Unidos sino muchos años después, pero la reapertura se realizó con otras técnicas de explotación y solamente con 400 trabajadores. Como puede leerse en la dirección que incluyo enseguida, las noticas de la reanudación de actividades fue conocida en el año de 1997, pero sin el consenso favorable de una parte de la población.

La historia de las poblaciones ligadas a la explotación minera es así. En una época crecen y en otra decaen hasta casi desaparecer, dependiendo de la lógica de la maximización de las ganancias y del terror de los empresarios a tener pérdidas, aunque sea por cortas temporadas.

martes, 18 de diciembre de 2012

Un museo de ciencias en Phoenix Arizona (Arizona Science Center)







El primero de octubre de 1957, tres días antes de que la Unión Soviética lanzara al espacio el primer satélite artificial de la humanidad, los estadounidenses acariciaban la creencia de que eran la máxima potencia del mundo, sin que nadie pudiera amenazar la supremacía de sus logros en todos los terrenos de la actividad humana, incluida la ciencia y el deporte. En los juegos olímpicos de verano del año 1952, en Helsinki, Finlandia, ellos habían obtenido 76 medallas contra 71 de la URSS. Cuatro años después, en Melbourne, Australia, habían sido superados por la máquina deportiva de la Unión Soviética, cuyos atletas obtuvieron 98 medallas contra 74 de los Estados Unidos. Era el año de 1956 y fueron superados en el número de preseas de oro, de plata y de también de bronce. Sin embargo, la reacción no fue muy notable, ellos dormían plácidamente.

El viernes 4 de octubre de 1957 se esparció una noticia que resultó aterradora para el pueblo de los Estados Unidos. Su acérrimo rival, la URSS, acababa de poner en órbita un aparato esférico de más de 80 kilogramos de peso y pasaba por encima de sus cabezas cinco o seis veces al día, emitiendo un sonido intermitente en dos frecuencias de la llamada onda corta de radio. En aquella época la radio de onda corta era el medio de difusión de las noticias internacionales, y por eso, eran muchas las familias con uno de esos aparatos en su casa. Cualquier radio receptor fabricado por una marca de prestigio debería tener, además de la amplitud modulada (AM), más conocida entonces como onda largas, otra que le llamaban las bandas de onda corta. En una sección de ese cuadrante (20 megahertz) se encontraba una de las dos emisiones del Sputnik I y prácticamente toda la gente adulta de ese país tuvo la oportunidad de escucharlo mientras surcaba el cielo de los Estados Unidos.
La reacción del pueblo estadounidense alcanzó niveles de histeria, habían participado en varias guerras, pero no habían sido invadidos como los países europeos lo fueron. Pero ahora, un aparato esférico que era visible por las noches recorría el cielo que consideraban suyo. La primera pregunta fue ¿por qué ellos sí pudieron hacerlo? Si los Estados Unidos eran el primer país del mundo, ¿cómo se había dejado vencer por una nación oprimida por una dictadura maligna?
Las reacciones fueron múltiples, por ejemplo, el enfoque de los libros de física fue modificado para acercar a los jóvenes de los Estados Unidos a la forma inquisitiva de pensar que usaban los científicos. Como he relatado en un artículo de difusión para la Revista de Física de la Universidad de Sonora, [ver: http://www.cifus.uson.mx/personal/rodolfobernal/revistadefisica/200601/03.pdf] nacieron los libros PSSC y los cinco volúmenes de Cursos de Física de Berkeley (Berkeley Physics Course), entre otros intentos por superar un abismo que ellos suponían que existía.
El gobierno federal se sintió obligado a impulsar la enseñanza de la ciencia. Desde 1958 hasta 1968 se entregaron un millón y medio de becas para los jóvenes que quisieran estudiar ciencia y se fijaron como meta la formación de más de 15 mil doctores por año en disciplinas científicas. Los conservadores que criticaban el exceso de atención a la teoría de la evolución como origen del hombre fueron silenciados momentáneamente. Antes del Sputnik se aprendía física y química leyendo en los libros cómo se hacían los experimentos y cuáles eran los resultados, después de este evento, los jóvenes mismos se vieron obligados a hacerlos y a tratar de pensar como lo hacían los científicos que habían descubierto las leyes más importantes de esa ciencia.

Dentro de la reacción histérica se cometieron aciertos y también errores, por ejemplo, el escritor y editor Patrick Lackey relata cómo a él le tocó una de esas becas para estudiar ciencias, aunque ésta no le interesaba. Entre palos de ciego y decisiones correctas, los estadounidenses recuperaron su creencia en si mismos y conservaron su arrogancia. Con el paso de los años, las posiciones conservadoras regresaron por sus fueros y empezaron a remontar, de nuevo, las posiciones más anticientíficas que uno se pueda imaginar, rayando, a veces, en lo absurdo. Una de las decisiones correctas es el impulso a centros de exposición de los avances científicos. Uno de ellos es el Museo de Ciencias de Arizona, situado en el centro de la Ciudad de Phoenix, Calle Washington, número 600 este. El siguiente es un relato de algunas de las cosas que encontré allí hace casi 18 meses.

Eran las 11 de la mañana del seis de agosto de 2011. Hacía un calor creciente, pero era soportable para quienes nos hemos acostumbrado a vivir en el casi desierto del noroeste de México.



Los Estados Unidos están atrapados en una religión monoteísta que no tiene un nombre preciso, pero en la que reina de manera soberana un dios: el mercado. En consecuencia, para entrar a cualquier parte hay que pagar


y cuando esto se hace, le entregan a uno una pulsera de papel que se cada quien se coloca en la muñeca


una de las primeras cosas que te encuentras es un embudo donde puedes tirar una moneda que gira rápidamente hasta caer en un recipiente





Hay un pequeño auditorio donde se presentan diversas temáticas por parte de personas que tratan de hacerlo tan ameno como les es posible


y las distintas presentaciones se anuncian adecuadamente


Tienes para escoger, por ejemplo, puedes asistir a un sitio donde te explican cómo funciona tu cerebro


y puedes jugar un rato aplastando unos botoncitos en los que se prenden distintas partes de tu sistema nervioso.
dependiendo el botón que presionas, se prenden diferentes regiones de la maqueta del cerebro

así puedes enterarte, sin espacio para la equivocación, qué parte funciona cuando se realizan distintas actividades

y si quieres, te entretienes un rato jugando


Te explican la distribución de los sitios del cerebro donde se procesan las cosas que hueles


también cuáles partes del cerebro se activan cuando hablas y cuando escuchas


los sitios donde se alojan tus recuerdos de los sabores


dónde procesas las cosas que ves y dónde se procesa el reconocimiento de imágenes. Ese que te permite reconocer un objeto aunque lo pongan de lado, de cabeza, de espalda, etcétera:


A ciertas horas se muestran pláticas interesantes en un planetario, al cual puedes entrar si te deshaces de unos cuantos dolaritos más



Te enteras de que a los estadounidenses les sigue doliendo que Plutón ha sido degradado de planeta a planetoide



Te explican el proceso de limpieza del agua para poderla consumir


y también formas diversas de obtener energía limpia



Hay novedades tan diversas como el tiempo que tengas disponible. Al final, puedes ir a recoger tu automóvil en un estacionamiento en el cual, por supuesto, te cobran por dejar tu coche.

Es un centro que vale la pena visitar. Si algún día viajas a esa ciudad, no pierdas el tiempo en las tiendas de compra, puedes nutrir tu curiosidad y tu espíritu, visitando un sitio en donde podrás maravillarte con una gran cantidad de temas que no te he contado aquí. Lo haré en otra ocasión.